Salimos de León con dirección a LLangréu (Langreo) - Pola de Laviana - Rioseco. Justo antes de entrar en el pueblo de Rioseco, hay un desvío a la derecha que nos indica que a 3,5 km está el punto de partida, la aldea de Soto de Agües.
El pueblo dispone de un gran aparcamiento N43º12'08.50, W05º28'01.64
Aquí, quedamos con nuestra familia Luís, Mónica y la "guapísima" Vero, que venían desde Oviedo.
En este pequeño pueblo, muy limpio, además podemos visitar el Museo del Agua. Nos tomamos un tentempié y empezamos a caminar cerca de un lavadero. Desde allí parte la ancha pista forestal que nos adentra en el valle. La ruta está bien señalizada. Al cabo de un kilómetro se pasa por encima de una piscifactoría truchera. Un poco mas allá, en las Brañas de La Vega, finaliza la pista y continuamos por un sendero más estrecho que va paralelo al río y que penetra en las hoces. A partir de aquí comienza el tramo más espectacular, encajonado entre paredes verticales de roca, con decenas de cascadas de diferentes tamaños a la vista. Después la foz se ensancha, el camino pasa por un puente sobre el río, quizás el punto más vistoso del recorrido. Es una ruta de primavera, verano y especialmente en otoño, por el colorido de la vegetación. Recorrerla en época de lluvias es también recomendable. Los saltos y las pozas adquieren otra dimensión. He leído que en época de deshielo el agua es protagonista absoluta, pues baja impetuosamente formando cascadas y causando un proceso erosivo responsable último de la formación de la hoz o desfiladero.
Sobre nuestras cabezas, en las escarpadas paredes del monte Llaímo, desafiando a la gravedad, vemos hayas, de tronco retorcido y largas raíces, que crecen en la misma roca. A ambos lados de la senda crecen como pueden, en fisuras y rellanos, ejemplares dispersos de haya, tejo, escuernacabras, mostajo, tilos o sauces. Y lo que más me gusta es que abundan los líquenes y el musgo tapizando las rocas y rellenando el verde del paisaje.
A lo largo del trayecto el camino cruza dos pequeños puentes de medio punto: La Pontona, primero, aquí comimos en unas mesas de madera, solo hay tres y si va mucha gente hay que tirarse al suelo. Y el puente de La Resquiebra, después. Tras cruzar el río en estas dos ocasiones, se llega a La Cruz de los Ríos, donde junto a dos árboles centenarios se halla un pequeño refugio que indica el final de la ruta. El paisaje se abre de repente a un paraje de praderas dominado por la frondosidad de los hayedos de Llaímo y las alturas de El Retriñón (1.862 m)
El recorrido es fácil y se puede realizar en poco más de dos horas, hay que desandar para volver al punto de partida.
Vero se portó como una campeona, jugamos con las mariposas y el agua. El día muy soleado, pero todo estaba muy verde. Asturias es impresionante.
GPS N43º12'08.50, W05º28'01.64) .
Aquí, quedamos con nuestra familia Luís, Mónica y la "guapísima" Vero, que venían desde Oviedo.
En este pequeño pueblo, muy limpio, además podemos visitar el Museo del Agua. Nos tomamos un tentempié y empezamos a caminar cerca de un lavadero. Desde allí parte la ancha pista forestal que nos adentra en el valle. La ruta está bien señalizada. Al cabo de un kilómetro se pasa por encima de una piscifactoría truchera. Un poco mas allá, en las Brañas de La Vega, finaliza la pista y continuamos por un sendero más estrecho que va paralelo al río y que penetra en las hoces. A partir de aquí comienza el tramo más espectacular, encajonado entre paredes verticales de roca, con decenas de cascadas de diferentes tamaños a la vista. Después la foz se ensancha, el camino pasa por un puente sobre el río, quizás el punto más vistoso del recorrido. Es una ruta de primavera, verano y especialmente en otoño, por el colorido de la vegetación. Recorrerla en época de lluvias es también recomendable. Los saltos y las pozas adquieren otra dimensión. He leído que en época de deshielo el agua es protagonista absoluta, pues baja impetuosamente formando cascadas y causando un proceso erosivo responsable último de la formación de la hoz o desfiladero.
Sobre nuestras cabezas, en las escarpadas paredes del monte Llaímo, desafiando a la gravedad, vemos hayas, de tronco retorcido y largas raíces, que crecen en la misma roca. A ambos lados de la senda crecen como pueden, en fisuras y rellanos, ejemplares dispersos de haya, tejo, escuernacabras, mostajo, tilos o sauces. Y lo que más me gusta es que abundan los líquenes y el musgo tapizando las rocas y rellenando el verde del paisaje.
A lo largo del trayecto el camino cruza dos pequeños puentes de medio punto: La Pontona, primero, aquí comimos en unas mesas de madera, solo hay tres y si va mucha gente hay que tirarse al suelo. Y el puente de La Resquiebra, después. Tras cruzar el río en estas dos ocasiones, se llega a La Cruz de los Ríos, donde junto a dos árboles centenarios se halla un pequeño refugio que indica el final de la ruta. El paisaje se abre de repente a un paraje de praderas dominado por la frondosidad de los hayedos de Llaímo y las alturas de El Retriñón (1.862 m)
El recorrido es fácil y se puede realizar en poco más de dos horas, hay que desandar para volver al punto de partida.
Vero se portó como una campeona, jugamos con las mariposas y el agua. El día muy soleado, pero todo estaba muy verde. Asturias es impresionante.
Salida desde el Aparcamiento de Soto de Agües
GPS N43º12'08.50, W05º28'01.64
Distancia : 10 kms
Desnivel: 330 mts
Tiempo Estimado: 4 horas ida y vuelta
Dificultad: Baja
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicS8LJxhfpn7eBZZ6a_YDrKy55rQmKynhaQ72Ed6f9FB9upOjGOn0560_3z7QCjtpapuYos8oAJ8XyqPx99tCmscKHs574uIbNZGFLTmWFLR6yeSPsAGs8gTXf2G0TTtg4RUZsIkKrx1l-/s640/Ruta+del+Alba.JPG) |
Algunas de las cascadas del trayecto... |
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZcEbXLcwkGi1uSTv3o3bUZz2q-0AnjVyZs9xH6BHcKhOo6JNQU3b7W_BKCn-lFiuGsTf8wnJ3elHdjGbOjgp0fqWHsul_saSl649BMPfDNR-O_AdymFUnMWiq_CKfmdMo9TC1OeGTl6Ml/s640/Ruta+del+Alba2.JPG) |
Demasiado rango dinámico |